Recuerdo mis
primeros contactos con el mundo de la cosmética (salvando los juegos infantiles
que consistían en utilizar el maquillaje de mi madre, siempre sin que ella se
diera cuenta claro). Tenía 16 años y mi tía (mi madrina) se casaba, mi madre me
llevó a hacerme una limpieza de cara; a la salida me regalaron una crema
exfoliante y otra hidratante dentro de un neceser azul y blanco que aún
conservo. Días más tarde comencé a hacerme las pruebas para poder ponerme
lentillas, y para acostumbrarme a tocarme los ojos mi oftalmólogo me recomendó
que practicara pintándome la línea interior del ojo. ¡No tenía ni idea de que se
pudiese pintar el ojo por encima de las pestañas de abajo! Desde entonces no
puede faltarme un lápiz de ojos negro esté donde esté, y no puedo pasar un solo
día sin mi crema hidratante.
Después de
10 años mi pequeño neceser y mi tocador se han convertido en un auténtico
arsenal: hidratantes corporales, cremas de manos, limpiadores, geles, bases de
maquillaje, lápices, mascarillas, sombras, correctores… ¡me gusta probarlo todo!
Y me encantaría poder compartir todas mis experiencias y descubrimientos, por
eso me he decidido a abrir este espacio.
Bienvenidas
a Cosmetic Art.
Algo así es lo que me ha pasado a mi desde que he empezado a meterme en este mundillo y a leeros y aprender cada día un montón de cosas nuevas.
ResponderEliminarUn besín